La gira caribeña de la familia real británica destinada a marcar el Jubileo de Platino de Isabel II ha provocado una reacción violenta por su pasado colonial.
La visita del príncipe William y su esposa, Kate Middleton por Belice, Jamaica y las Bahamas, ha enfurecido a la población local y ha recordado al Palacio de Buckingham que aquella Comunidad de Naciones diseñada para preservar el legado sentimental del Imperio solo ha mantenido a duras penas su sensación de unidad por respeto a la figura de Isabel II.
El saludo de la pareja a los niños detrás de una valla provocó indignación y evocó el pasado racista y colonial del Reino Unido. En este sentido, los prominentes jamaiquinos han expresado su indignación contra la monarquía y dicen que no hay razón para celebrar la coronación.
La referida vista se produjo meses después de que Barbados rompiera su última colonia con el Reino Unido. La familia real británica se benefició de la “sangre, el sudor y las lágrimas” de los esclavos, dijo al respecto el comité nacional de reparación de Bahamas, pidiendo indemnizaciones por el “saqueo” que los territorios y pueblos colonizados sufrieron durante siglos.