Los problemas asociados a la producción, el tráfico y consumo de drogas en América Latina afectan la calidad de vida de la población, están ligados a formas de exclusión social y debilidad institucional, generan mayor inseguridad y violencia, y debilitan la gobernabilidad en algunos países.
En este contexto, y en las últimas décadas, el tema de las drogas ha ido adquiriendo peso y presencia progresiva en el plano político internacional, y los acuerdos intergubernamentales en esta materia se extienden cada vez más.