Las tiranteces entre la UE y Venezuela crecen a un ritmo acelerado, Caracas demuestra que no sobrellevará las presiones y seguirá defendiendo su independencia.
En la última semana, las tensiones entre la Unión Europea (UE) y Venezuela volvieron a ser titulares de los medios, después de que el bloque comunitario anunciara nuevas sanciones contra ciertos funcionarios venezolanos.
El pasado lunes, la UE impuso sanciones a 19 funcionarios del Gobierno venezolano, presidido por Nicolás Maduro, por no lo que llamó falta de estándares democráticos en los comicios parlamentarios celebrados el 6 de diciembre en el país bolivariano.
Entre las personas sancionadas figuran la vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez; el expresidente de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), Diosdado Cabello; la presidenta y el vicepresidente del Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela, Indira Maira Alfonzo Izaguirre y Leonardo Enrique Morales Poleo, respectivamente.
El Gobierno de Caracas denunció la medida, tachándola de una decisión errática y otra muestra de la agenda injerencista de Europa en los asuntos internos de Venezuela.
Enfurecida por el enfoque intervencionista del bloque comunitario, Venezuela declaró el miércoles persona “non grata” a la embajadora de la UE, Isabel Brilhante Pedrosa, y le dio 72 horas para abandonar el país.
Por su parte, Maduro, pese a expresar el interés de Venezuela por mejorar sus lazos con toda Europa, aseguró que Caracas no tendrá tratos con la UE hasta que corrija la política agresiva en su contra.
¿Tiene la UE evidencia de falta de transparencia electoral en Venezuela?
El 6 de diciembre, los venezolanos acudieron a las urnas para elegir a los 277 diputados de la Asamblea Nacional (AN), de entre un total de 14 400 candidatos para el período 2021-2026. Estas elecciones las ganó el Polo Patriótico (GPP), tal y como anunció el Consejo Nacional Electoral (CNE).
Sin embargo, la UE y su aliado EE.UU. desconocieron los resultados de los comicios, reclamando que “incumplieron los estándares internacionales mínimos”, una gestión firmemente rechazada por Caracas.
Ya antes de la cita electoral, Bruselas había alertado de que las elecciones legislativas en Venezuela carecían de transparencia y garantías democráticas.
Esto mientras, unos 1500 observadores internacionales acompañaron el proceso electoral. Incluso, Caracas había invitado a la UE y la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como observadores.
Una vez anunciados los resultados, misiones internacionales dieron fe de la transparencia electoral en el país y exigieron a EE.UU. y la UE cesar sus injerencias y reconocer absoluta legitimidad de los comicios.