“El mundo quiere justicia, no hegemonía”. Una frase contundente con la que un nuevo discurso del mandatario chino, Xi Jinping, deja entrever que estamos en tiempos diferentes a lo que fue la segunda mitad del siglo XX.
El contexto de sus más recientes declaraciones fue el Foro de Boao para Asia, al que muchos consideran la respuesta asiática al Foro de Davos. Y fue preciso para volver a revisar los temas trascendentales sobre gobernanza global y un mundo multipolar.
Martin Wolf, columnista del diario británico Financial Times, resumió en un artículo, en 2018, que el mundo ha llegado al fin de una era económica, refiriéndose a la era de la globalización liderada por el Occidente, y a la geopolítica del “momento unipolar” de la pos Guerra Fría.
Para nadie es un secreto el crecimiento sostenido de grandes economías emergentes desde la crisis financiera de 2008-2009, y al menos antes de la pandemia del coronavirus. Este es el factor, para muchos expertos en la materia, del fenómeno en la redistribución de poder que ha empujado al sistema internacional hacia una estructura multipolar. Aunque algunas potencias aún se resistan a verlo así.