Durante décadas, la violencia y las agresiones contra los palestinos se han convertido en pan de cada día en los territorios ocupados.
La violencia sistemática del régimen de Israel se manifiesta de muchas formas: brutalidad policial, demoliciones de viviendas, desplazamientos y detenciones. No obstante, todas ellas se originan en una sola cosa: el racismo institucionalizado.
Tanto el ejército israelí como la agencia de seguridad son la continuación de la Haganá, una milicia sionista involucrada en la limpieza étnica de Palestina, fenómeno conocido como la Nakba, que tuvo lugar antes de que naciera el ilegal régimen de Israel.