De nuevo los polos políticos opuestos —derecha e izquierda— se miden en unas elecciones en Latinoamérica. En este caso Perú.
Un país de tradición más conservadora a la hora de elegir a sus presidentes, pero que en los últimos años y a la luz de los hechos, no le ha redundado en beneficios para las mayorías, y además ha puesto a la nación andina en el foco de la crítica internacional por temas como la corrupción en el aparato estatal y las irregularidades en desarrollo del período ejecutivo respectivo.