El 16 de junio de 1955, en Argentina, en una conspiración golpista para derrocar al presidente Juan Domingo Perón, aviones de la Marina y de la Fuerza Aérea, con la complicidad de sectores políticos y eclesiásticos, bombardearon la Plaza de Mayo, repleta de trabajadores, y otros puntos del centro de la capitalina Buenos Aires.
Con el objetivo de sembrar el terror y derrocar al Gobierno constitucional, este acto criminal dejó más de 300 muertos y centenares de heridos.
Esta acometida se considera uno de los antecedentes directos del golpe de Estado que se produciría tres meses después, logrando deponer, el 16 de septiembre de 1955, al presidente Perón e instaurándose la dictadura autodenominada Revolución Libertadora.