La historia está llena de tragedias provocadas por la mano de las autoridades de EE.UU. Tragedias que se han cobrado la vida de gente inocente y que incluso ha quedado en impunidad.
Pero, ese tipo de crímenes no prescriben, sobre todo porque quedan vigentes en la memoria colectiva de las naciones sobre todo que lo han sufrido.
En este caso Irán no olvida aquel día, 3 de julio de 1988, en el contexto de la guerra impuesta de Irak a la nación persa. Un contexto que aún mantiene heridas abiertas.
El vuelo 655 de Iran Air, un Airbus A300, con 290 personas a bordo, entre ellos 66 niños y 53 mujeres, fue derribado por un misil disparado desde el crucero estadounidense USS Vincennes, presente en aguas territoriales iraníes, mientras sobrevolaba el Golfo Pérsico y cubría la ruta entre Teherán y Dubái.
Era la época de George Bush (padre) al frente de la Casa Blanca. Un presidente que, además, rechazó pedir disculpas de la forma que fuera. La justificación de la Armada estadounidense se basó en haber confundido el avión comercial, con un caza bombardero F-14 iraní, algo que es contradictorio, teniendo EE.UU. los equipos de combate de última generación para ese momento.