Desplazamiento forzado se le llama a la situación de las personas que dejan sus hogares o huyen debido a los conflictos, la violencia, las persecuciones y las violaciones de los derechos humanos.
Poblaciones de muchos países en el mundo, a la fecha, sufren este flagelo. Colombia es una de esas naciones más afectadas. Según el más reciente informe del Observatorio Global del Desplazamiento Interno, a diciembre de 2020, en el país suramericano había aproximadamente 4,9 millones de personas desplazadas internamente como consecuencia del conflicto armado.
Aunque la cifra reportada por el Gobierno nacional, según el Registro Único de Víctimas (RUV) tiene un acumulado histórico de casi 8,1 millones de desplazados, desde 1985 hasta el 31 de diciembre de 2020.
Pero lo cierto es que un nuevo informe de la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA, por sus siglas en inglés) develó que en el primer semestre de 2021 la cifra de desplazados en la nación neogranadina creció en un 191 por ciento respecto al mismo periodo de 2020; mientras que la de confinados se elevó al 100 por ciento.
Algo que vuelve a prender las alarmas de la ciudadanía y parte de la comunidad internacional, por todo, las consecuencias que implica el desplazamiento.