Quizás a muchos les sorprenda por qué la participación de la oposición política venezolana en las venideras elecciones regionales de alcaldes y gobernadores ha generado mucha noticia.
La respuesta podría estar primero en que durante los últimos tres años en los que se desarrollaron dos procesos comiciales (presidenciales y parlamentarios), dicha oposición se había autoexcluido de competir por no creer en el árbitro electoral. En segundo orden, sorprende que sea la oposición tildada como “más radical” o el G4 como le llaman en Venezuela.
Ahora, ¿qué hay detrás de esta decisión, aún cuando en palabras del la agrupación de partidos, no se confía en el órgano electoral?