Desde hace cuarenta y ocho años el pueblo chileno conmemora esta fecha, el golpe de Estado que terminó con la vida de Salvador Allende, como el episodio más doloroso de la historia de Chile.
Cada año esta romería triste y furiosa acude al cementerio de Santiago a rendir homenaje a los miles de ejecutados y desaparecidos abrigando la lejana esperanza de que algún día las cosas cambien. La Convención Constitucional nacida de la revuelta popular de 2019, hace parecer esa esperanza un poco más cercana.