La noche del 29 de septiembre de 1957 se produjo una explosión en la planta nuclear de Mayak, en la Unión Soviética.
El accidente ocurrió cuando un fallo en el sistema de refrigeración de un tanque que almacenaba decenas de miles de toneladas de desechos nucleares disueltos causó una explosión no nuclear, que tuvo una fuerza estimada de aproximadamente 75 toneladas de TNT. Una enorme nube radioactiva se propagó cientos de kilómetros sobre el país.
En esta catástrofe al menos 200 personas perdieron la vida debido a la radiación y 10 000 fueron evacuadas de sus casas. Fue tal la gravedad de la explosión, que se considera el tercer peor desastre nuclear de la historia después de las de Chernóbil y Fukushima.