Tal vez algunos recuerdan cuando el presidente de Francia, Emmanuel Macron, dijo hace unos dos años en el contexto del 70 aniversario de la OTAN, que la alianza experimentaba una “muerte cerebral”.
Tampoco fue un secreto los efectos del discurso de Donald Trump durante su gestión en la Casa Blanca, contra los otros miembros, y se hicieron visibles hasta las divisiones en la Organización.
En la más reciente cumbre de la Alianza Trasatlántica este año, su Secretario General Jens Stoltenberg, aseguró no querer entrar en una nueva “guerra fría” con China, pero aún así sentenció que hay que hacer frente al auge del gigante asiático. La propia Rusia fue uno de los ejes de discusión entre los líderes de la OTAN.