Mientras los sucesivos representantes del régimen israelí han desarrollado una política expansionista, saltándose una y otra vez el derecho internacional, lo cierto es que la comunidad internacional considera estos asentamientos ilegales.
Eso porque la Convención de Ginebra prohíbe que un país traspase su población a un territorio que ha ocupado militarmente.
Ahora, con Naftali Bennett al frente, el ente israelí “aprueba” la construcción de más de 3000 nuevas viviendas en colonias ilegales de Cisjordania ocupada, lo que prueba una vez más que su proyecto sigue la misma política que Benjamín Netanyahu: Construir más asentamientos, ahondar en la ocupación.
Y mientras el Gobierno de Joe Biden dice ante la prensa oponerse a esta expansión ilegal, en los hechos, no parece mostrar mucha resistencia.