Bajo una operación a gran escala, la Policía Nacional y las agencias estadounidenses arrestaron el pasado febrero al expresidente hondureño, Juan Orlando Hernández, un hecho impensable a menos de un mes cuando terminó su Presidencia.
EE.UU. le acusa de corrupción y tráfico de grandes toneladas de drogas y pide su extradición de Tegucigalpa. Sin embargo, esta postura de EE.UU. ha generado muchas críticas, ya que el mismo Hernández durante los 8 años en el cargo de presidente fue señalado como un aliado vital de Washington, incluso su principal aliado en la región.
En especial, su segundo mandato se caracterizó por destacadas alianzas con la Casa Blanca, que dio todo su apoyo y respaldo a Hernández, al punto de consolidar el fraude electoral de 2017.