Existen situaciones en las que la reflexión sobre aprender del pasado, para no cometer los mismos errores de nuevo, aplica perfectamente.
Tal parece ser que no es el caso de EE.UU. Aunque su enraizado problema de racismo, violencia policial y uso de armas es tan fuerte, que quizás falte mucho más tiempo para solucionarlo, y lamentablemente quizás muchas más vidas.
En el momento en que se está a las puertas de un veredicto en el caso contra el exagente policial Derek Chauvin, quien enfrenta cargos por asesinato y homicidio culposo por la muerte del afroamericano George Floyd, un caso que conmocionó al país e hizo revivir la lucha del movimiento antiracial en EEUU, vuelven a resonar nuevos crímenes contra población negra por parte de uniformados.
De hecho, según el diario The New York Times, desde que inició el juicio contra Chauvin, el 29 de marzo, se han registrado 64 asesinatos policiales en el país norteamericano, más de la mitad contra personas de color.
Pero, de todo esos casos, dos nombres de víctimas han vuelto a enfurecer las calles de ciudades del país y a exaltar los titulares de prensa.
Adam Toledo y Duante Wrigh. Un adolescente de 13 años de edad y un joven de 20 años, respectivamente. El primero fue asesinado a tiros por un agente que alegó que el adolescente estaba armado. El segundo, fue asesinado en la misma ciudad donde un policía asfixió a George Floyd hace casi un año. Una agente le disparó supuestamente confundiendo la pistola paralizante con la de fuego real. El crimen ocurrió durante una parada de tráfico.
Lo cierto es que la furia antirracial ha vuelto a despertar en la calles estadounidenses. Washington D.C., Minesota, Chicago, han sido solo algunas de las ciudades donde el clamor por el fin de la brutalidad policial ha vuelto a encenderse. Mientras que los efectivos del orden se han enfrentado nuevamente a los manifestantes, reprimiendo.
Por estos mismos días se han dado tiroteos en lugares públicos estadounidenses, 3 de estos episodios se reportaron en tan solo 24 horas.
Dos flagelos que siguen siendo un pendiente para la Casa Blanca. Aunque el presidente Joe Biden reconoció el problema sistémico sobre el racismo y la violencia en su nación, y una de sus propuestas fue la LEY SAFE y la reforma del sistema penal, que entre otros puntos contempla "eliminar las disparidades raciales y garantizar sentencias justas", los estadounidenses siguen convocando esa la necesidad de reformas.
Según la Asociación Estadounidense de Salud Pública, mas de mil personas mueren cada año por acción policial. Mientras que, en lo que va de 2021, se han registrado 308, según cifras de Mapping Police Violence. Los afroamericanos tienen tres veces más de probabilidad de ser asesinados por la Policía que las personas blancas.
El sueño de Martin Luther King, sigue aún pendiente.
En esta edición de Detrás de la Razón pondremos el foco del debate junto a nuestros expertos en la materia, en los pendientes en EEUU para combatir la brutalidad policial y los elevados crímenes contra afrodescendientes.
Por: Danny Pérez Diaz