Un número sin precedente de migrantes llegados en los últimos días al enclave español norteafricano de Ceuta, desde el vecino Marruecos, crea una crisis.
En busca de una vida mejor, así es la historia de muchas familias africanas enteras y sobre todo, muchos menores de edad no acompañados, que cruzan la frontera desde Marruecos a Ceuta, España.
Cerca de 8000 migrantes, 1500 menores, entre otros, llegaron los días lunes y martes a nado o a pie al enclave español. Agotados por escalar una valla fronteriza de doble ancho o por nadar en el Mediterráneo.
Muchos de ellos inmigraron en busca de oportunidades de trabajo, en medio de una crisis empeorada por la pandemia de la COVID-19 y el cierre de las fronteras.
Sin embargo, lo que encontraron al llegar no fue lo que tanto soñaron. El Gobierno español movilizó al Ejército, fuertemente armado, incluso provisto de tanques para hacer frente a la avalancha migratoria y devolver a los migrantes a Marruecos a la fuerza. Además, los soldados dispararon gases lacrimógenos y balas de goma para dispersar a los migrantes en la valla fronteriza.