La madrugada del 28 de junio de 2009, en Honduras, unos 200 militares ingresaron por la fuerza a la residencia presidencial, secuestraron al mandatario, Manuel Zelaya, y se lo llevaron a una base de la Fuerza Aérea para ser trasladado a Costa Rica.
Este golpe de Estado se produjo luego de que el presidente constitucional, en el marco del proceso revolucionario en el país centroamericano, promoviera una consulta popular sobre la posibilidad de convocar a una Asamblea Constituyente.
Unas horas más tarde, el Congreso Nacional de Honduras afirmó, en una sesión, que Zelaya había renunciado mediante una carta que habría redactado tres días antes, el 25 de junio, y designado al presidente del Congreso, Roberto Micheletti, como su sucesor.