El 14 de agosto de 2013, tuvo lugar uno de los acontecimientos más sangrientos de la historia de Egipto, la matanza de Rabaa al-Adwiya y la plaza de Al-Nahda.
En ese día, el Ejército y la Policía disolvieron brutalmente las sentadas en las que miles de personas exigían el retorno del presidente Mohamad Mursi, que había sido derrocado durante un golpe de Estado dirigido por Abdel Fatah al-Sisi el 3 de julio de ese mismo año.
En esta masacre perdieron la vida 1150 manifestantes, según Human Right Watch; 624, siguiendo cifras más conservadoras publicadas por el Consejo Nacional de Derechos Humanos.