El presidente de Afganistán huyó del país sin que haya ninguna resistencia ante la caída de Kabul (capital). Ahora dice que se fugó para evitar un baño de sangre.
De acuerdo con varios medios, que citan a funcionarios afganos, Qani ha abandonado este domingo Afganistán rumbo a Tayikistán y luego a Uzbekistán, nada más caer Kabul en manos del grupo armado Talibán.
“Para evitar un derramamiento de sangre, pensé que era mejor marcharme”, ha declarado el mandatario fugitivo de Afganistán en un comunicado publicado la misma jornada en su cuenta de Facebook.
Qani pone de relieve que fue una “decisión difícil” tener que elegir entre enfrentarse a los talibanes que querían entrar en el palacio presidencial o salir del país. Con todo, considera que su decisión de no resistir en esta ciudad de varios millones de habitantes evitó “un gran desastre humano”.
“Los talibanes han ganado... y ahora son responsables del honor, la propiedad y la autopreservación de sus compatriotas”, indica la nota.
¿Qué está pasando en Afganistán?
La salida del presidente ha ocurrido casi en paralelo con la entrada de los talibanes en Kabul, sin ninguna resistencia, a pesar de que en un principio el grupo insurgente había dicho que no lo harían hasta que se produjera una transición de poder.
De inmediato, los talibanes han entrado en el palacio presidencial, si bien el recinto estaba vacío, y han tomado el control de la Radio y Televisión Nacional Afgana (RTA).
El colapso de Afganistán ha ocurrido poco después de que las fuerzas de Estados Unidos y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que invadieron Afganistán en 2001, comenzaran la fase final de la retirada, entregando todas sus bases militares a los afganos.
Estados Unidos y sus aliados han pasado la mayor parte de los últimos 20 años en Afganistán, bajo el supuesto de entrenar y equipar a las fuerzas de seguridad afganas.
Un buen número de generales occidentales se ha jactado de crear un Ejército afgano poderoso y capaz. No obstante, este alarde se anula cuando se ve que las fuerzas locales no pudieron hacer frente a los talibanes. De acuerdo con analistas, las potencias occidentales han ido debilitando de manera premeditada a las tropas de Afganistán.