La tensa situación entre Ucrania y Rusia, con la injerencia de EE.UU. de por medio, parece ser tan compleja, pero a la vez obvia, al incorporar el factor económico.
No son nuevos los episodios hostiles entre estos actores, particularmente desde el 2014, cuando Crimea y Sebastopol fueron adheridas a la nación rusa luego de un referéndum que generó mucha polémica, y que aún ni Washington ni Kiev aceptan, e incluso llegó a generar un mal clima entre la Unión Europea y Moscú.
Las tensiones también se han acrecentado en las zonas fronterizas con Rusia, por el Mar Negro, ante las maniobras militares entre Ucrania y la OTAN -alianza trasatlántica a la que por cierto Kiev aspira ingresar -.