En estos días, al presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, le aqueja un gran dolor de cabeza. Es molesto, doloroso y parece incurable debido, básicamente, a una crisis cambiaria sumamente inusual.
El valor de la lira ha caído alrededor de una quinta parte en las últimas dos semanas. Los expertos dicen que un reciente recorte de las tasas de interés por parte del Banco Central de Turquía ha sido el principal detonante detrás de la caída.
Los problemas de la moneda parecen haber venido casi, en su totalidad, de otra dirección.