El 20 de marzo de 1951, Irán nacionalizó la compañía petrolera Anglo-Persian. Esta era una empresa extranjera, bajo control británico, que había sido establecida en 1909 para explotar el campo petrolero del Golfo Pérsico.
El Gobierno británico poseía el 51 por ciento de sus acciones y había ganado más dinero con el petróleo persa que todo lo que hubiera podido acaparar Irán en su historia. En 1950 y con la demanda del petróleo en auge, Irán era el cuarto mayor productor de petróleo crudo del mundo, con una participación del 6 por ciento de la producción global.
Las demandas de que el negocio petrolero de Irán fuera iraní habían iniciado en la década de 1940. Por un lado, los nacionalistas, liderados por el entonces parlamentario Mohamad Mosadeq, y por el otro, los líderes religiosos del país lograron que finalmente se ratificara una propuesta para hacerse cargo de todas las instalaciones de la compañía petrolera, sin una compensación inmediata.
El proyecto de ley fue aprobado por el Senado el 20 de marzo de 1951 y el Shah se vio obligado a firmarlo por presiones sociales.