El 13 de abril de 2011, las autoridades de Egipto detuvieron al expresidente Hosni Mubarak y a sus dos hijos como parte de una investigación sobre corrupción y por la violenta represión de las protestas que condujeron a su caída.
Mubarak fue arrestado en abril de 2011, dos meses después de haber dimitido. Su renuncia se produjo tras 18 días de protestas populares en las principales ciudades de Egipto; en las mismas se pedía que abandonara el poder luego de 30 años al frente. Mubarak fue condenado a cadena perpetua en 2012 por su responsabilidad en la muerte de manifestantes en las jornadas de protesta previas a su salida.