Nuevo programa de El Frasco: Medios sin cura, el programa que aborda las noticias de la semana y el rol de los medios de comunicación con ironía y humor.
Mientras los ojos del mundo se enfocan en la operación militar de Rusia en Ucrania, la guerra contra Yemen, que ya ha llegado a su séptimo año, se recrudece.
Desde marzo de 2015, Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos, con el respaldo de potencias como Estados Unidos y el Reino Unido, bombardean a la población civil del país.
Este ataque desproporcionado y cruel ha transformado a este país en el más pobre de toda Asia Occidental. Sin ir más lejos, un informe detalla que sólo en el último mes, Yemen sufrió nada menos que 700 ataques aéreos.
Allí, el 80 % de la población de más de 30 millones de habitantes necesita ayuda para sobrevivir. Se trata de la peor catástrofe humanitaria de la actualidad, según la propia ONU. Sin embargo, analistas internacionales advierten que esos millones de personas no le importan a nadie.
Y mientras los propios yemeníes piden que la guerra “termine lo antes posible”, expertos dicen a qué se debe el silencio de Occidente: “Hay demasiados vínculos con los intereses económicos de los señores de la guerra, entonces por eso es una guerra que se silencia”.
Por último, Pablo Iglesias denuncia que mientras se venden armas a los saudíes, “aquí no opera el derecho a la autodefensa de la población yemení”.
Mientras tanto, en Afganistán, aquella imagen de soldados estadounidenses agarrando a un bebé en el marco de la huida de Kabul, parece haber sido sólo una fotografía para lavar la imagen del invasor.
Ahora, la verdad sale a la luz: tras la confiscación de los activos afganos por parte de Biden, se ha revelado que comienzos de año, unos 13 000 recién nacidos han muerto por desnutrición y enfermedades relacionadas con el hambre en Afganistán.
Además, al cumplirse 40 años de la guerra de Malvinas, hablamos con Héctor Francia, combatiente en este conflicto, sobre la soberanía argentina y la importancia de un territorio estratégico para toda la región.
Los medios dominantes tal vez no tengan cura, pero al menos dudemos de aquellas “píldoras” que pretenden que traguemos.