En la década de 1970, el crecimiento económico de Corea del Sur creó una nueva clase social rica y amplió la brecha entre los ricos y los pobres.
La situación económica desembocó en algunas de las protestas antigubernamentales más multitudinarias, en las que participaban personas que pedían democracia y mejores condiciones económicas.
El fotógrafo estadounidense Anthony Suau inmortaliza la imagen de una madre surcoreana que llora por su hijo arrestado durante las manifestaciones por los resultados de las elecciones presidenciales en 1987.