Se abre una nueva liza entre EE.UU. y Rusia tras el envío de buques de guerra a Puerto Sudán, en el noreste de Sudán, en el mar Rojo.
Sudán, un país africano situado en el corazón de una ruta marítima por donde transita cerca del 10 % de las mercancías del mundo, se ha convertido en un enclave militar en disputa entre EE.UU. y Rusia.
La semana pasada, EE.UU. envió dos buques de guerra, mientras que Rusia una fragata a Puerto Sudán, para cumplir sus objetivos militares en África.
El primer buque norteamericano, el USNS Carson City, llegó el pasado miércoles a Sudán procedente de EE.UU., después de que el nombre del país africano fuera sacado de la lista de Estados patrocinadores del terrorismo, tras la normalización de nexos de Jartum con el régimen de Israel.
Tres días después, la fragata rusa Almirante Grigorovich arribó al mismo punto, donde Moscú, tras un acuerdo firmado con Jartum en 2020, tiene potestad de establecer una base naval.
El pacto en cuestión, que tiene una duración de 25 años y podría prorrogarse automáticamente por períodos de 10 años si ninguna de las partes se opone, permite a Rusia mantener simultáneamente hasta cuatro barcos de su Armada, incluidos buques de propulsión nuclear, además de tener derecho a transportar municiones y equipos por aeropuertos y puertos sudaneses.
Sin ninguna demora, la Armada estadounidense, un día después de la llegada de fragata rusa, envió el destructor USS Winston S. Churchill al mismo fondeadero.
¿Cómo reaccionó Sudán a la llegada de los buques de guerra?
El Ejército de Sudán declaró que la llegada de la fragata rusa de primera clase Almirante Grigorovich forma parte del avance de las relaciones diplomáticas entre Sudán y Rusia.
Al mismo tiempo, el comandante de la Flota de la Base Naval de Puerto Sudán, Ibrahim Hammad, indicó que la presencia de los buques estadounidenses constituye “una visita histórica, que representa una de las visitas estadounidenses más importantes a Sudán después de una pausa de más de 30 años”.
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No obstante, los análisis en torno al pacto firmado por Jartum y Moscú señalan que tal acuerdo “es una nueva señal del fracaso de la estrategia estadounidense y la táctica [del expresidente de EE.UU. Donald] Trump en Sudán”.