La mañana del 21 de agosto de 1969, Denis Michael Rohan, un extremista de origen australiano prendió fuego en el oratorio sureño de la mezquita Al-Aqsa. Este lugar representa uno de los sitios más sagrados del Islam.
El fuego devoró las dos terceras partes de la superficie total de la mezquita y causó gran daño en la estructura provocando el derrumbe de su techo y del arco que portaba la cúpula, además de las principales columnas, entre otras partes.
Las autoridades israelíes alegaron que el perpetrador vino a Palestina para hacer “turismo” además de alegar que tenía un “trastornado mental”, negándose de esa manera a abrir la investigación sobre el crimen y enviando a Rohan de vuelta a Australia sin castigo alguno.