El 26 de agosto de 2016, los representantes del Gobierno y el Frente Democrático Nacional de Filipinas, que representaba la rebelión comunista en el país, firmaron un acuerdo para un alto el fuego indefinido.
Las dos partes llegaron a este acuerdo en Oslo, tras casi 30 años de negociaciones fallidas. El pacto puso fin al conflicto entre el Gobierno de Manila y los rebeldes, en el que más de 40 000 personas perdieron la vida desde finales de los años 60 del siglo pasado.