Se cumplen tres años del asesinato del periodista disidente saudí Jamal Khashoggi en el consulado de Arabia Saudí en Estambul (Turquía), sin que aún se haya hecho justicia.
Fue un 2 de octubre de 2018 cuando el columnista del diario The Washington Post ingresó al consulado saudí con su documentación para contraer matrimonio con su novia turca, pero nunca salió.
En noviembre de 2018, un informe del diario estadounidense The Washington Post reveló que las investigaciones llevadas a cabo por la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) de EE.UU. sobre el asesinato de Khashoggi señalaban al príncipe heredero saudí, Muhamad bin Salman, como el principal cerebro del asesinato del periodista disidente. Entre otras palabras, él había ordenado su muerte.
Aun con todo, el gobierno estadounidense presidida por Joe Biden se ha negado a castigar a Bin Salman, a pesar de que se haya confirmado su papel en el asesinato del peridista, por lo que todavía el mundo quiere justicia por el brutal asesinato de Khashoggi, cuya muerte también provocó conmoción e indignación internacional y puso a Arabia Saudí en el centro de atención del mundo y organizaciones pro derechos humanos.