A lo largo de 2011, en respuesta a las protestas pacíficas en pro de la democracia, el Gobierno de Baréin llevó a cabo una campaña punitiva y vengativa de represión violenta contra sus propios ciudadanos.
Tras las críticas internacionales a los abusos de Manama, incluido el uso de detenciones arbitrarias, torturas y juicios injustos, el rey Hamad prometió mejorar las cosas.
Sin embargo, una década después de la promesa real, las cosas han empeorado, puesto que las torturas y las penas de muerte se han incrementado drásticamente en esta pequeña isla del Golfo Pérsico.